La limpieza es fundamental en todos los aspectos de la vida. Mantener una adecuada higiene, limpieza y desinfección es imprescindible para eliminar, no solo la suciedad si no los gérmenes que la acompañan. Tras la pandemia, la sociedad en general tomo otra conciencia al respecto de la limpieza particular, algo que nunca está de más. Adquirir buenos hábitos de limpieza y mantenerlos es una de las mejores lecciones que aprendimos en ese duro momento. Empresas dedicas a la limpieza y profesionales del sector de los productos utilizados a tal fin como Stocknet, coinciden en que hay que saber utilizar los productos adecuados en el momento adecuado. Por esa razón, en este artículo, vamos a recordar algunos aspectos relativos a ese mantenimiento de los hogares para que siempre estén perfectamente limpios y libres de gérmenes y suciedad.
Hacer limpiezas regulares de las superficies de todo hogar, ayuda a prevenir la propagación de microbios y patógenos que pueden causar enfermedades en las personas o animales que vivan en él. Norovirus, Shigella o Giardia son algunos de esos agentes microbianos que pueden provocar enfermedades incomodas que no es necesario padecer y pueden evitarse con una correcta limpieza. Al limpiar las superficies, eliminamos los microbios, la suciedad y otra serie de impurezas que anidan en el polvo, por ejemplo. De esta manera las personas no estamos tan expuestas a esos gérmenes. Cabe señalar que no es necesario higienizar y desinfectar de forma constante las casas para reducir la propagación de enfermedades, salvo el caso de que haya personas enfermas en la vivienda.
Antes de continuar, debemos hacer hincapié en la diferencia existente entre limpieza, higienización y desinfección que, siendo complementarias entre sí, no son lo mismo, ni tienen la misma finalidad. Sabemos que la limpieza es siempre el primer paso a dar y consiste en una eliminación de la mayoría de microbios, la suciedad y las impurezas de las superficies. Es aconsejable limpiar con aguan y jabón, restregando si es necesario.
La higienización, se encarga de reducir la cantidad de esos microbios a unos niveles seguros, según los criterios de la salud pública. Se realizan con soluciones diluidas o areosoles destinado a tal fin. Antes de higienizar, hay que limpiar. Siempre.
Con la desinfección, se mata a la mayoría de los microbios presentes en las superficies y objetos de uso diario. Se hace con soluciones o sustancias químicas más fuertes y potentes. Igualmente, para desinfectar, antes hay que limpiar.
El primer paso para mantener a raya los microbios
La limpieza es sin duda, el primer paso y el más importante para asegurar una correcta eliminación de la mayoría de microbios. El uso de limpiadores destinados a un uso doméstico, a base de jabón o detergente, reduce de forma significativa esa presencia de gérmenes en las superficies y por ende, minimiza el riesgo de infección. La limpieza por sí sola, es suficiente para eliminar de la superficie la mayoría de esos virus o bacterias dañinos para las personas. Todas las superficies deben limpiarse antes de proceder a la higienización o desinfección, puesto que las impurezas como la suciedad, pueden dificultar la labor de las sustancias químicas frente a los microbios creando una barrera de resistencia. A los viruses hay que dejarlos expuestos.
Una vez se ha realizado una adecuada limpieza de todas las superficies de la casa, podemos hacer una higienización para reducir más esa cantidad de microbios que se resisten a la limpieza. También puede hacerse una desinfección para matar a todos esos virus y bacterias resistentes. Si con la limpieza se reducen en gran medida esos microbios, con la desinfección, se minimiza más el riesgo de propagar enfermedades.
Aun así, no tiene porqué ser necesario higienizar o desinfectar de forma diaria, salvo que, como ya hemos comentado, en la vivienda haya una persona enferma.
No hay que ser experto en la materia para saber en que momento hay que limpiar las superficies. No obstante, hay que ser constante y limpiar regularmente las superficies con las que el contacto es frecuente como los interruptores, las manetas de las puertas y las mesas. El resto de superficies deben limpiarse cuando la suciedad sea vivible o sea necesario. Esta limpieza debe ser mas frecuente cuando en la casa hay personas propensas a enfermar como los niños o personas con sistema inmune débil. En estos casos puede optarse por desinfectar.
Por otro lado, no hay que olvidarse de utilizar el producto adecuado para limpiar cada tipo de superficie y siguiendo las instrucciones de su etiquetado. Para que la limpieza de cada superficie se haga de manera segura, basta con seguir algunos consejos:
- En el caso de las superficies duras como las mesas, juguetes, interruptores o suelos, agua y jabón o productos de limpieza adecuados.
- Para las superficies blandas como las alfombras o cortinas, limpiar con productos adecuados, lavarlos si es posible, con el agua a mayor temperatura y secar completamente. Pasar la aspiradora es una opción bastante apropiada en algunas superficies como las alfombras.
- Cuando se trata de artículos que se pueden lavar, hay que utilizar el detergente y la temperatura recomendada. Secar completamente antes de devolverlos a su lugar. Saber que es seguro lavar la ropa de una persona enferma con la de los demás. Limpiar los cestos de la ropa tras su vaciado y lavarse las manos después de manipular la ropa sucia.
- Con los aparatos electrónicos como los teléfonos, teclados o pantallas, conviene seguir las instrucciones del fabricante.
Cuando la limpieza no es suficiente
Si consideramos que la limpieza no es suficiente para mantener la higiene adecuada de la vivienda, podemos hacer una higienización de los objetos y superficies después de concluir la limpieza. En este caso, tanto los objetos y superficies con los que los niños y bebes utilizan, requieren de una higienización frecuente. Así como las superficies que están en contacto con los alimentos pueden necesitar ser higienizados con mayor frecuencia que otras superficies para evitar contaminación cruzada de alimentos. Para llevar a cabo la higienización de los objetos y superficies, es necesario utilizar productos diseñados con dicha finalidad y seguir las instrucciones del fabricante.
Para que la higienización se lleve a cabo de forma segura, es necesario utilizar una solución de blanqueador con cloro más diluida o un aerosol registrado. Cuando se trata de objetos porosos, la higienización puede hacerse hirviendo los objetos o utilizando vapor en lugar de la solución de cloro.
Una vez realizada la higienización, hay que colocar los objetos sobre una toalla limpia y dejar que se sequen al aire. Frotar y secar los objetos con una toalla de cocina no es prudente pues pueden transferirse microbios que es justo lo que queremos eliminar.
En las superficies duras como las encimeras o zonas de preparación de alimentos, hay que limpiar con agua caliente y jabonosa antes de utilizar la solución preparada para higienizar.
Como venimos diciendo, lo normal es hacer una buena limpieza y en caso necesario higienizar. Sin embargo pueden darse situaciones en las que sea necesario desinfectar. Esto puede ser cuando hay personas enfermas o se tiene mayor riesgo de enfermar.
Hacer una desinfección segura implica utilizar productos desinfectantes registrados o soluciones de cloro más fuertes que las que se utilizan para la higienización. Inevitablemente, hay que hacer una limpieza previa con agua y jabón, antes de proceder a desinfectar. Al utilizar los productos desinfectantes hay que comprobar que son aptos para la superficie a desinfectar y seguir las instrucciones de uso. En el caso de la desinfección es más importante si cabe, seguir una serie de pautas:
- Leer las instrucciones y seguirlas para garantizar que su aplicación sea segura y eficaz.
- Utilizar un equipo protector como guantes o gafas protectoras para proteger la piel y los ojos, dado que estos productos pueden ser tóxicos o abrasivos.
- Dejar el desinfectante sobre la superficie el tiempo suficiente para que cumpla su función y mate los microbios. A esto se le conoce como tiempo de contacto y viene indicado en las instrucciones. La superficie debe permanecer mojada durante ese lapso de tiempo para que los microbios mueran.
- Asegurar que el lugar a desinfectar dispone de una buena ventilación.
- Si en las instrucciones se indica que el producto debe ser diluido en agua, debe usarse la misma a temperatura ambiente, salvo que la etiqueta diga otra cosa.
- Mantener estos productos alejados de los niños o las superficies.
- No mezclar diferentes productos o sustancias químicas.
- Evidentemente, no consumir, inhalar o beber este tipo de productos o aplicarlos sobre la piel, puesto que pueden causar daños graves.
- No utilizar desinfectantes en las mascotas.
- Tras finalizar la desinfección, lavar las manos con agua y jabón durante veinte segundos.
Siguiendo esta serie de recomendaciones, mantener a los gérmenes a raya es posible. Como hemos podido comprobar, la limpieza frecuente es la mejor manera de evitar la acumulación que puede derivar en problemas de salud, debido a los microbios que anidan en la suciedad. Sin embargo, basta con hacer un mantenimiento y proceder a la higienización y desinfección en los casos en los que sea realmente necesario.