Roberto Suárez - Actualízate

El debate sobre los vehículos eléctricos va más allá de las cuestiones técnicas o económicas

La irrupción del coche eléctrico en España ha provocado un intenso debate que va más allá de las cuestiones técnicas o económicas: se trata de un fenómeno que pone a prueba nuestro modelo de movilidad, nuestra infraestructura energética y nuestra voluntad colectiva de adaptarnos a los retos medioambientales del siglo XXI. Si bien los vehículos eléctricos representan una alternativa limpia y eficiente a los motores de combustión, su adopción en el contexto español sigue enfrentando numerosos desafíos, tanto estructurales como culturales.

En los últimos años, hemos asistido a un crecimiento progresivo del parque de coches eléctricos, impulsado por las políticas europeas y las restricciones cada vez más severas sobre emisiones contaminantes. Las zonas de bajas emisiones, que ya son una realidad en muchas ciudades españolas, así como los planes de ayudas a la compra como el MOVES III, han intentado dinamizar el mercado. Sin embargo, la implantación del coche eléctrico en España avanza a un ritmo más lento que en otros países del entorno, como Noruega o Alemania. Una de las principales razones es la limitada infraestructura de recarga, un punto crítico que frena la confianza del usuario medio a la hora de dar el salto.

En muchas regiones de España, especialmente fuera de los grandes núcleos urbanos, encontrar puntos de recarga resulta complicado o requiere planificaciones previas que hacen perder la espontaneidad en los desplazamientos. Además, no todos los puntos funcionan correctamente, y la interoperabilidad entre redes de recarga sigue siendo deficiente. Esta situación genera una sensación de incertidumbre que contrasta con la inmediatez y sencillez del repostaje en los vehículos de combustión tradicionales. Mientras no se amplíe y modernice esta red de forma decidida, es difícil pensar en una adopción masiva.

A ello se suma el factor económico. Aunque los coches eléctricos han reducido notablemente sus precios en los últimos años, todavía representan una inversión considerable para muchos ciudadanos. Si bien los costes de mantenimiento y energía son inferiores a los de los vehículos de gasolina o diésel, el precio de adquisición inicial sigue siendo un obstáculo importante. Las ayudas públicas existen, pero no siempre son ágiles en su tramitación ni suficientes para quienes tienen presupuestos ajustados. En este sentido, se echa en falta una política más clara, estable y ambiciosa que facilite realmente el acceso a este tipo de movilidad.

No obstante, sería injusto hablar solo de las dificultades y lo cierto es que el coche eléctrico ofrece ventajas incuestionables, especialmente en las ciudades: menos ruido, cero emisiones directas, mayor eficiencia energética y una experiencia de conducción mucho más suave. Cada vez más ciudadanos que prueban un coche eléctrico reconocen no querer volver atrás, lo que demuestra que parte del problema reside más en el acceso que en el producto en sí. La tecnología ya ha alcanzado un nivel de madurez notable, y los modelos actuales ofrecen autonomías que superan ampliamente las necesidades del usuario medio.

Por otra parte, la transición energética en España también juega un papel clave, ya que el país ha apostado fuerte por las renovables, y eso significa que cada kilovatio hora utilizado por un coche eléctrico tiene una huella de carbono menor que en otros lugares donde la electricidad proviene mayoritariamente de fuentes fósiles. Esto convierte al vehículo eléctrico en una pieza coherente del nuevo modelo energético nacional, más limpio y descentralizado.

¿Cuántos coches eléctricos se matriculan al año en nuestro país?

En 2023, España experimentó un notable incremento en la adopción de vehículos eléctricos, con un total de 76.347 matriculaciones de vehículos 100% eléctricos (BEV), lo que representó un aumento del 46% respecto al año anterior.

En cuanto a la distribución geográfica, los gestores dedicados a la matriculación de vehículos eléctricos de Gestram nos cuentan que las provincias con mayor número de matriculaciones de vehículos eléctricos fueron Madrid, seguida de Cataluña y la Comunidad Valenciana. Estas regiones lideran en adopción de movilidad eléctrica, impulsadas por políticas locales de sostenibilidad y una infraestructura de recarga más desarrollada.

Respecto a los modelos más vendidos en 2023, el Tesla Model Y encabezó la lista con 6.833 unidades matriculadas, seguido por el Tesla Model 3 con 6.116 unidades. El MG4 Electric, un compacto de origen chino, sorprendió al ocupar el tercer lugar con 3.094 unidades, destacando por su relación calidad-precio. Otros modelos populares incluyeron el Fiat 500e y el Dacia Spring, con 2.022 y 2.013 unidades respectivamente.

A pesar de estos avances, el ritmo de adopción de vehículos eléctricos en España aún es inferior al de otros países europeos, situándose por debajo de la media europea. Para alcanzar los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), que establece la meta de contar con 5,5 millones de vehículos eléctricos en circulación para 2030, será necesario intensificar los esfuerzos en infraestructuras de recarga, incentivos a la compra y concienciación ciudadana.

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