Dicen que el mundo está muy raro. Y no lo dudo. Cada vez son más las noticias trágicas que se escuchan. Desgracias familiares, atroces asesinatos, o suicidios que se realizan por una razón muy clara, nuestra mente está diciendo basta. Vivimos en la sociedad del ya, del inmediato. En la sociedad de exigir, de ser el mejor. En la sociedad de ser lo que no eres, porque si eres diferente, ya te miran mal. En la sociedad del más guapo, del postureo. Y en la sociedad del estrés, del trabajo intensivo. Y eso la mente lo acaba notando.
Para colmo, en los últimos años se ha vivido una pandemia que nos ha dejado muy tocados mentalmente. Muchos familiares y amigos se han quedado por el camino. Algunas personas han estado varios meses, casi un año, sin salir de casa. Nos encerraron en los hogares, nos obligaron a llevar un bozal, a perder los contactos sociales, e incluso se ha perdido el abrazo. Con todo esto, es normal que cada vez sean más las personas que están afectadas mentalmente, que necesitan ayuda.
Y yo, soy una de esas. No lo niego. Un padre ingresado durante 3 meses por culpa del covid, y un hijo (yo) que estaba ingresado mientras su mujer estaba embarazada. Yo, nunca lo he dicho a mi familia, pero mentalmente todavía no me he recuperado de esos días. Me hago el fuerte, pero he necesitado de un profesional para que me reconduzca por el camino. Al igual que cuando vamos a un médico porque nos duele el estómago, pues hay que ir al médico especialista cuando lo que nos duele es la mente, o mejor dicho, el alma.
Cuando vi el mensaje de los terapeutas de Gestalt me sentí identificado. ¿Te sientes abrumado, molesto? ¿Necesitas conectar y sentirte bien contigo mismo o con tu pareja? ¿No encuentras tiempo para ir a terapia?” Pues bien, ese era yo. Lo primero que tuve que hacer fue quitarme el miedo a comenzar una terapia.
Era una época de mi vida en la que me sentía con rabia, enfadado y frustrado. Se podría decir que estaba en bucle de tristeza. Mi única ilusión era desconectar del mundo para poder sentirme bien conmigo mismo. Estaba atravesando una situación personal que me sobrepasaba. Con la sensación de no poder más. Y con lo que no podía más era con la incertidumbre, esa era mi sensación, y eso es difícil de lidiar.
Y así comencé con una sesión on line con los profesionales de Gestalp. Me ofrecieron una primera visita gratuita, sin compromiso, para conocernos y que empezar sea más fácil. Porque ya os digo que no es fácil. Ese día hablamos de lo que me estaba pasando y es cuando valoraron cómo podían ayudarme, para que yo decidiera. Esta primera visita tiene una duración entre 20-30 minutos, sólo tienes que contactar con ellos para pedir día y hora. Te atiende el profesional que más se adapte a tus necesidades y horario y puede orientarte desde ese primer momento en lo que necesitas. La verdad es que desde el primer momento ya me vino muy bien, y supe que era el camino a seguir.
Los beneficios de la terapia se notan a muchos niveles, la mente está más tranquila, recuperas energía física y sientes alegría sin un motivo aparente. Actualmente se pueden explicar estos cambios a nivel fisiológico por cambios que se experimentan en nuestro organismo y en nuestro cerebro.
¿Qué es la Terapia Gestalt?
La gestalt es un enfoque terapéutico que tiene una parte teórica extensa y una parte práctica que es en realidad la que realmente nos ayuda a descubrir o reforzar la capacidad que tenemos de estar en armonía con nosotros mismos a nivel mental, físico, emocional y vital y desde ahí relacionarnos mejor.
Desde el primer momento comencé a sentir el momento presente, estar en el “aquí y ahora”, menos agobiado, menos distraído. En el presente es donde podrás notar cómo estás y lo que te va bien. Además, tome consciencia de mis necesidades auténticas, de mi sentir, de mis pensamientos, de mi forma de actuar y de la forma de relacionarme conmigo mismo, y con los demás. Fue el momento de aceptar y asumir mi propia responsabilidad para vivir mi propia vida con lo que ello implica.
La verdad es que esta terapia mi ha venido muy bien, ahora, sigue siendo el mismo, con mis dudas, pero sabiendo lo que quiero ser, y para lo que estoy aquí.