Roberto Suárez - Actualízate

¿Nos estamos extralimitando con la limpieza?

Son cosas que ya sabíamos, cosas que la mayoría creíamos que poníamos en marcha en nuestros hogares correctamente, y son cosas que actualmente, en mitad de una pandemia global, nos han demostrado que no éramos todo lo concienzudos que podríamos ser. Hablo de la limpieza en el hogar, de la higiene personal, del respeto al prójimo… antes, cuando veíamos en Japón o China que muchos ciudadanos llevaban mascarillas cuando se encontraban mal para proteger a su vecino de pillar un resfriado, un virus estomacal o una gripe pensábamos que eran un poco exagerados pero ¿a qué ya no pensamos igual?

Antes de seguir hablando sobre lo que la limpieza y la higiene nos ha demostrado en 2020 y seguirá demostrándonos en 2021, quiero dejar claro que no soy una persona demasiado extrema con este tema, nunca lo he sido, y además pienso que nuestro cuerpo ha de defenderse de ciertas bacterias o virus de forma natural para tener suficientes defensas como para contraatacar si viene un problema mayor. Por eso, cuando iba al parque con mi sobrina, la dejaba jugar en el suelo, saltar sobre los charcos o toquetear todo lo habido y por haber. Llamadme irresponsable ahora si queréis, pero antes no parecía serlo tanto.

Ella jugaba a gusto sin prestar demasiada atención a si se manchaba o no, y yo, en cuanto entrábamos por la puerta de casa después de su disfrute, la mandaba directamente al baño a  lavarse con agua y jabón. No se trataba de no ser higiénica o de no cuidar de su salud o de la mía, se trataba de dejar que disfrutase sin pensar en una mancha o en si se ensucia las manos porque nada era tan peligroso (a priori) como lo que hay ahora en el aire.

Belén, así se llama mi sobrina, tiene ahora 6 años y yo tengo una hija de 18 meses a la que no dejo tocar el suelo fuera de casa. Por culpa del Covid19, mi hija no sabe aun lo que es jugar en un parque, son otros niños de su edad, compartiendo risas, juegos y juguetes. Ella no sabe lo que es sentarse en el suelo a jugar, porque no la dejo, y si se cae voy corriendo a limpiarle un poco las manos con hidrogel. Si esto mismo lo hubiera visto hace unos años habría tachado a esa madre de exagerada y me habría llevado las manos a la cabeza por esa pobre niña a la que no le dejan hacer prácticamente nada. Qué triste ¿verdad?

Antes, llevaba de la compra y me ponía como loca a guardar todos los productos para acabar cuanto antes, ahora limpio las frutas y verduras con lejía alimentaria antes de guardarlas y paso un paño mojado con una disolución de lejía en agua a todos los embalajes de los productos antes de meterlo en el armario o la nevera. Antes no me descalzaba al entrar en casa y aunque dicen que contagiarse por el calzado es prácticamente imposible, como tengo un bebé correteando por el suelo ahora eso es lo primero que hago, y si se me olvidan las zapatillas de estar por casa en la habitación entraré descalza si hace falta, pero no con mi calzado de haber pisado la calle.

Llevo a mi hija con la burbuja de lluvia puesta en todo momento por la calle, a no ser que esté muy despejada de gente, porque ella no puede llevar mascarilla y quienes pueden y deben llevarla, a veces no lo hacen. Y pienso en cómo quería ser yo en este aspecto, dejando a mi hija jugar alegre y feliz y siguiendo la regla de los 3 segundos (esa que dice que si se te cae algo al suelo y los coges antes de tres segundos no cuenta y te lo puedes comer), pienso en cómo quería llevarla  a jugar a la playa y si se comía la arena me daba un poco igual, y veo en lo que me he convertido por la pandemia y pienso: ¿será así para siempre a partir de ahora?

Gracias a la extrema higiene que estamos llevando la mayoría de nosotros y al uso de las mascarillas, prácticamente no ha habido gripe este año, ni virus estomacales típicos de los niños, ni prácticamente de nada. Siguiendo mi antigua teoría sobre las defensas no sé si esto es del todo recomendable para toda la población pero la realidad es la que es.

Sigo todos los consejos de limpieza de hogar que leo en webs de profesionales. Por ejemplo, esta empresa de limpieza en Barcelona es la que limpia las áreas comunes en mi urbanización, donde yo vivo, y los profesionales que vienen a limpiar me han dicho que además del agua con lejía también podemos usar amoniaco para limpiar ciertas zonas de la casa, aunque su poder de desinfección es menor que el de la lejía tiene mayor efecto desengrasante por lo que en algunas áreas de la cocina podría ser el producto ideal para acabar con la suciedad y el coronavirus.

Según su experiencia, lo mejor es desinfectar la casa por zonas:

  • Baños y cocina: los mayores focos de infección, donde la limpieza ha de ser exhaustiva. Hay que usar amoniaco para la desinfección de estas dos estancias y barrer y fregar los suelos dos veces por semana con friegasuelos y lejía.
  • Salón: lo ideal es poder meter textiles de mucho uso como cojines, cortinas y fundas en la nevera cada dos semanas como muchos y lavarlos a 60 grados. Para el resto podemos usar agua y lejía, salvo en zonas donde la lejía pueda crear manchas blanquecinas, ahí es mejor usar productos especiales para la limpieza y desinfección de estas áreas.
  • Cristales: mi premisa con los cristales es que siempre estén limpios, tanto que pueda llegar a parecer que no hay cristal. Lo mejor es usar amoniaco, pero también podemos usar agua caliente y vinagre.
  • Alfombras y suelos: las alfombras han de aspirarse cada semana y los suelos se deberían fregar a diario con agua y lejía.
  • Dormitorios: los juegos de cama se cambian una vez por semana y el resto de la estancia ha de limpiarse como haríamos en el salón.

Productos de calidad

Otra cosa que hacía antes era comprar el producto más económico que encontraba en las grandes superficies para la limpieza de hogar. Siempre pensaba que no tenía sentido gastarme más dinero en este tipo de productos porque, al final, todos limpiaban ¿verdad? Ahora solo compro productos que me transmiten cierta confianza. Y es que, con todo lo que está pasando, es inevitable querer proteger a tu familia como haga falta, como sea necesario. Ahora solo compro en esta empresa de productos de limpieza en Santander, son mayoristas pero también venden al particular y me los recomendó un amigo que tiene un restaurante y siempre compra los productos en su web, para profesionales.

A la hora de la verdad, lo que quieres saber es que si tu familia acaba infectada no es por algo que hayas hecho tú mal, aunque, por supuesto, lo primordial es intentar no infectarse.

Por eso tampoco podemos comprar geles hidroalcohólicos en cualquier parte. ¿Sabéis que solo son eficaces realmente aquellos que contiene más de un 70% de alcohol? El resto pueden servir en cualquier situación para llevar una correcta higiene, pero en un caso extremo como el que  estamos viviendo ahora, un gel hidroalcohólico con un 65% de alcohol entre sus componentes no nos serviría absolutamente para nada, o por lo menos no para luchar contra el Covid19.

Pero el caso es que este año, con tanta higiene y limpieza, y sobre todo gracias al uso de la mascarilla, no hay rastro de otras enfermedades que otros años dejan miles de muertos en todo el mundo, como la gripe. ¡Y eso está genial, no me malinterpretéis! Pero una vez haya pasado todo esto, o nos hayamos aclimatado al virus, o haya inmunidad de rebaño (o sea como sea estemos otra vez haciendo una vida normal sin la sombra del Covid19 acechándonos a cada paso), habría que preguntarse si realmente merece la pena. Salvar a personas de morir de gripes mal curadas, o a personas inmunodepresoras que no pueden capear el temporal que una gripe puede traerles consigo es fantástico pero, ¿y el resto? Si con tanta higiene extrema evitamos virus y bacterias desde la niñez, ¿cómo vamos a “coger defensas” como se decía antiguamente? Las vacunas están genial para evitar grandes enfermedades y pandemias pero, ¿y para las pequeñas enfermedades o las bacterias?

Hay que plantearse muy bien si queremos seguir llevando este tipo de higiene y limpieza el resto de nuestras vidas o volver a un a higiene normal (o que antes se consideraba normal) cuando todo esto haya pasado, y hay que planteárselo seriamente bajo mi humilde opinión.

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