La realidad española es bastante reveladora en los tiempos que corren: nuestra sociedad está cada día más envejecida y ese es un problema sobre todo si miramos hacia el futuro. Podemos hablar de muchos de los problemas que rodean al país en los tiempos que corren: la corrupción de la clase política, los problemas económicos de las empresas y familias, la falta de empleo, la poca estabilidad política que tienen muchas instituciones… pero lo cierto es que el envejecimiento progresivo de la población es un asunto del que tenemos que estar muy pendientes para intentar que la sociedad no note demasiado las consecuencias que eso conlleva.
La situación viene provocada por varios asuntos: en primera instancia, el aumento de la esperanza de vida, que hace que el fallecimiento de una persona se retrase, lo cual es sin duda una buena noticia pero que hace que la cantidad de personas mayores crezca sobre el total. Por otro lado, el hecho de que la natalidad se haya desplomado tiene consecuencias tremendas para la sociedad en términos de envejecimiento y ese es el principal motivo por el cual nos hemos visto abocados a una situación como esta. Cuando las dos cosas que hemos mencionado se unen, tenemos la situación que podemos ver en España a día de hoy.
El hecho de que haya personas muy envejecidas hace que la movilidad de la gente se reduzca de una manera bastante considerable. Aunque la esperanza de vida haya aumentado en España, eso no quiere decir que tengamos la misma agilidad con 50 años que con 80. Y, claro, muchas de las personas que alcanzan esa segunda cifra, que son muchas más que antes, tienen algunos problemas para llegar a según qué sitios y para moverse con comodidad incluso por su propia vivienda. Por tanto, es evidente que tenemos un problema en ese sentido y que hay que hacer todo lo que esté en nuestra mano para solucionarlo.
¿Y qué podemos hacer para poner esa solución de la que estamos hablando? En primer lugar, un ascensor es siempre una buena idea, sobre todo para las personas que suelen vivir en pisos, que ya sabéis que en España son muchas porque somos los líderes europeos en lo que tiene que ver con la construcción de vivienda vertical. Por otro lado, se pueden reforzar todos los servicios de ayuda a las personas mayores y con discapacidad. Hay mucha gente haciendo fuerza para que esto sea así, pero las ayudas públicas son finitas y muchas veces una persona no tiene acceso a todas las que necesitaría para continuar con su vida con la máxima normalidad posible.
Muchas veces limitamos este análisis a las personas mayores, pero no nos acordamos de otras personas que, por los motivos que sean, también tienen problemas de movilidad sin ser ancianas. 100.000 personas en España no salen nunca de casa por no poder disponer de un ascensor o de ayuda para moverse. Y esto, amigos y amigas, es un drama que nos tendríamos que hacer mirar como sociedad. No puede ser que haya tanta gente tan limitada y condicionada. No poder salir de casa hace que las personas no tengan todas las opciones disponibles para ser felices. Y es una verdadera lástima que así sea, para qué nos vamos a engañar.
Queremos dar otro dato que muestra lo limitadas que se pueden encontrar las personas con problemas de movilidad. Lo ofrece la Fundación Adecco en su página web y viene a decir que 6 de cada 10 personas con problemas de movilidad no iba a viajar durante el verano como consecuencia de esos problemas. Estamos limitando la felicidad de esas personas si no somos capaces de ponerle una solución a vidas como estas. El hecho de no poder salir de vacaciones hace que la monotonía sea una compañera de viaje constante en la vida de estas personas y eso es injusto después de una vida llena de sacrificios y apreturas. Es misión de todos y todas hacer que esas personas dispongan de la posibilidad de tener días especiales, tal y como los tiene todo el mundo.
Combatir los problemas diarios de movilidad que tienen muchas personas a causa de su edad o de alguna discapacidad es un asunto que se ha empezado a tomar muy en serio en nuestra sociedad, especialmente en esos lugares en los que la vivienda vertical es bastante habitual. Nos cuentan desde Total Access, una entidad especializada en sistemas de elevación doméstica, que en ciudades como Madrid y Barcelona, especialmente en los edificios que cuentan con más años, están incorporando de una manera progresiva ascensores para dar servicio sobre todo a la gente más mayor y que cuenta con muchas limitaciones para moverse.
Es una cuestión de dignidad. La sociedad no se debe quedar con los ojos cerrados ante un problema como el de la falta de movilidad entre muchas de las personas que la componen. No nos podemos olvidar de las personas mayores, que ya han dado todo lo que tenían que dar a nuestra sociedad y que ahora merecen el mejor descanso posible. Pero tampoco nos podemos quedar de brazos cruzados en lo que tiene que ver con las personas discapacitadas, que también tienen derecho a vivir de la manera más parecida posible a las personas sin discapacidad. Durante muchos años, hemos tendido a olvidarnos de un grupo y de otro y la instalación de ascensores es una manera de integrarles, si bien son necesarias muchas cosas más para terminar con ese trabajo.
En las calles también hay barreras arquitectónicas para ancianos y discapacitados
No solo en las zonas comunes de un bloque de edificios podemos encontrar problemas que afectan a la movilidad de las personas. En la calle también podemos experimentar malas situaciones con un asunto como este. Son muchas las zonas en las que no existen rampas que eviten que estas personas tengan que subir o bajar escaleras y sufrir las consecuencias que eso puede hacerles padecer. En este punto, la pelota está sobre el tejado de unas instituciones públicas que tienen mucho trabajo por delante en este sentido y que se tienen que poner las pilas para tratar de conseguir mejoras a la máxima brevedad posible.
Esas barreras de las que estamos hablando se encuentran en todo tipo de ciudades y pueblos. Y esa es una buena muestra de cómo la sociedad se ha olvidado en muchas ocasiones de las personas más mayores o con discapacidad. Es algo que debemos cambiar y en lo que ya estamos trabajando. También hay una labor muy importante en términos de concienciación social y no cabe la menor duda de que debemos invertir todos los esfuerzos y recursos de los que podamos disponer para que la gente empiece a ser consciente de la necesidad de ayuda que tienen personas como de las que estamos hablando.
Esa concienciación es clave y debemos tener en cuenta que se debe promover desde que las personas somos muy jóvenes. De ese modo, encontraremos la manera de no olvidarnos de todas esas personas mayores que siguen formando parte de nuestra sociedad y a las que debemos cuidar y respetar hasta el mismo momento en el que fallezcan. Hacer lo contrario significa no tener en cuenta nuestro pasado, nuestra Historia, con la cantidad de problemas que eso nos puede ocasionar en todos los sentidos. Ni que decir tiene que ese sería un error del que nos íbamos a terminar arrepintiendo más pronto que tarde.
Debemos tener en consideración que es muy probable que, cuando tengamos una edad avanzada, quizá tengamos problemas de movilidad como los que hoy observamos en las personas mayores. Por eso es conveniente que seamos los primeros interesados en ofrecer salidas a este tipo de personas, puesto que esas mismas salidas nos pueden ayudar de una manera bastante interesante en el futuro que se vislumbra a largo plazo. Visibilizar los problemas de las personas mayores o discapacitadas de hoy hará posible que, en el caso de que formemos parte de ese grupo en el mañana, tengamos más opciones para que se garantice nuestra movilidad y que, por tanto, nuestras opciones para ser felices se disparen. Creemos que merece la pena, ¿no os parece?
Por desgracia, son muchas las personas que tienen problemas como de los que hemos venido hablando en todos estos párrafos. Y es de justicia que cuidemos todos de ellas. Ojalá que esto se convierta en una realidad absoluta a corto plazo. El ser humano necesita cuidados y no hay nada más fiable y seguro que el cuidado de otro ser humano que tenga las condiciones que quizá a sí mismo le puedan faltar. Esa siempre va a ser la mejor manera de conseguir una mejora sustancial en la calidad de vida con independencia de la edad que tengamos o la suerte que hayamos tenido a lo largo de nuestra vida. Eso, a fin de cuentas, nos iguala a todos y todas las personas de este mundo y hace justicia.